Acapulco, Ciudad Futura
Reinventar Acapulco con humanidad y resiliencia
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Acapulco, símbolo dorado del turismo en nuestro país y quizás el destino de playa más “mexicano” e icónico, se consolida dentro del imaginario de todos y todas como la definición de paraíso que contiene dentro de una misma bahía emblemática sol, mar y arena, sin embargo, hoy en día ese paraíso solo habita en la memoria y en lanostalgia de los vacacionistas, pues en las últimas décadas ha sido testigo de un declive exacerbado por eventos naturales como el devastador huracán Otis que puso en evidencia sus problemáticas sociales, urbanas y ambientales pero que abre un espacio al diálogo y a la imaginación para no solo reconstruir el puerto sino reinventarlo de una forma más participativa, humana y resiliente.
El puerto de Acapulco se manifiesta actualmente como una “ciudad globaldel tercer mundo” (Mascareño, G. 2015), resultado de un largo y ambicioso proceso de turistificación que la hizo ser una de las ciudades de mayor crecimiento en México durante el Siglo XX (Castillo, s.f.), no obstante, este crecimiento respondió únicamente a intereses turísticos, centrándose en la población flotante y dejando a un lado a los habitantes que son el verdadero motor que mantiene la industria turística y que habitan la ciudad “solo porque alguien los visita” (Beltrán, R. 2021)
Actualmente, 779,566 de personas habitan Acapulco (INEGI, 2020), un puerto que ha tenido un desarrollo desigual y segmentado marcado por ejes o zonas turísticas y pertenecientes a momentos muy específicos, descuidando su centro histórico y sectores más antiguos, perdiendo así sus rasgos culturales identitarios y borrando la grandeza de su historia heredada desde el Galeón de Manila. Además, detrás del telón de los grandes hoteles en la línea costera, se esconde una ciudad atormentada por la informalidad, degradada, amontonada, contaminada y carente de espacios públicos, equipamiento urbano o servicios. Una ciudad poco o nada habitable que durante años ha cobijado a la violencia, narcotráfico, corrupción y se ha encargado de arrasar con su entorno natural, poniendo en riesgo su viabilidad turística que es su principal actividad económica.
Aunado a esto, el emplazamiento idílico del puerto lo expone ante una serie de fenómenos naturales y la convierte en una ciudad vulnerable social y ambientalmente, situación lamentablemente demostrada durante octubre del 2023 cuando el huracán Otis de categoría 5 tocó sus playas doradas, dejando a su paso destrucción, desplazamiento y desesperación, a miles de personas sin hogar, sin acceso a servicios básicos y en condiciones de supervivencia extremas.
Así, la reconstrucción post-huracán no debe limitarse simplemente a la restauración del modelo urbano que prevalecía en “la perla del Pacífico” para su pronta reactivación turística, debe abordar de manera integral las desigualdades y las vulnerabilidades existentes en la ciudad y englobar su esfera social, urbana y ambiental, reimaginando una ciudad sana y revitalizada en todos sus sectores (turísticos y habitacionales), centrada en la igualdad, dignidad, accesibilidad, humanidad y resiliencia para garantizar que el nuevo Acapulco sea una comunidad con sentido de pertenencia, unión, solidaridad y prosperidad entre todos sus habitantes.
Como primera línea de acción, Acapulco debe priorizar la igualdad y dignidad de todos sus residentes independientemente de su estatus socioeconómico, esto implica “regresarle la ciudad a sus habitantes”, es decir, unificar zonas urbanas segregadas para ligar y sanar el tejido urbano y social, comunicando y reuniendo en un mismo espacio urbano (un Acapulco total) sus zonas turísticas, habitacionales y marginadas, acercando así a los habitantes a los principales ejes que concentran equipamiento urbano, espacios públicos y servicios.
Como complemento, el rescate y la creación de nuevos espacios públicos es clave para hacer una ciudad más habitable, actualmente se cuentan con 119 espacios públicos en total de los cuales 56 son playas, concentrándose sobre el eje turístico costero y presentando invasión por comercio informal (PMDU 2018-2021).
Estos nuevos espacios públicos pueden fungir como ejercicios de “acupuntura urbana” y tejer una red estratégica de espacios verdes como parques de barrio o parques biblioteca entendidos como una intervención educativa, cultural, social y ambiental (Por ejemplo: Parques biblioteca de Medellín, Colombia), aprovechando espacios residuales o intersticiales dentro del complejo entramado urbano para detonar espacios de convivencia y sanar el tejido social fragmentado.
Del mismo modo, estos espacios pretenden reflejar la nueva cara de Acapulco bajo los conceptos de accesibilidad, sustentabilidad y cultura ambiental, promoción a las artes y los deportes, pero sobre todo teniendo a la resiliencia como concepto central dentro de la reconstrucción de cara a futuros fenómenos naturales cada vez más frecuentes debido al cambio climático, esto implica la implementación de medidas de mitigación de riesgos, construcciones resistentes que contemplen áreas vulnerables ante inundaciones o deslizamientos de tierra y la restauración de la barrera vegetal en estos pequeños puntos clave de Acapulco.
Finalmente, Acapulco presenta de los niveles más bajos del país con respecto a movilidad competitiva (PMDU 2018-2021), evidenciándose en sus constantes congestionamientos viales, saturación de estacionamientos públicos, una política de prioridad al transporte privado y con sus principales ejes viales y de transporte público concentrados en zonas turísticas, esto sin mencionar su compleja geografía que hace complicados los traslados cuando la ciudad se satura. Por ende, un sistema articulado de movilidad sustentable puede ayudar a invertir la pirámide de movilidad y liberar las calles del tráfico de una manera eficaz y eficiente al mover grandes cantidades de personas de manera constante y complementar opciones de transporte público y privado incluso en zonas poco accesibles.
Así, un sistema tipo teleférico podría tener un impacto muy positivo dentro de la movilidad de Acapulco al ser poco invasivo, proporcionar una alternativa capaz de operar por encima del tráfico terrestre, reducir la congestión en las calles y la contaminación, hacer más rápidos los desplazamientos de manera continua, dar accesibilidad y comunicar zonas con terrenos accidentados, conectando barrios y comunidades e incluso fomentando el turismo al ofrecer paseos panorámicos de la bahía, acercar a la gente a las zonas altas del cerro del Veladero con valor paisajístico y arqueológico o estimular el desarrollo económico en sí. Además, el teleférico es un ejercicio que ya se ha puesto en práctica con éxito en otras urbes latinoamericanas con características geográficas, urbanas y socioeconómicas muy similares como el “Cablebús” en Iztapalapa Estado de México, “Mi teleférico” en La Paz, Bolivia o el “Metrocable” de Medellín, Colombia.
Como conclusión, la reconstrucción post Otis ofrece una oportunidad única para transformar Acapulco en una ciudad más equitativa, inclusiva, atractiva y resiliente para beneficio de sus habitantes, visitantes y medio ambiente. Al adoptar una política urbana que priorice la igualdad, la dignidad, la accesibilidad y la resiliencia, podemos construir una “ciudad futura” más prometedora y con mejor calidad de vida. Sin embargo, esta visión requerirá de un compromiso a largo plazo por parte de las autoridades locales, la sociedad civil y la comunidad para asegurar una revitalización y reactivación como ciudad y como destino turístico.
Fuentes de información:
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Mascareño, G. B. (2015). Turistificación, territorio y ambiente. Universidad Autónoma de Guerrero. Recuperado 12 de marzo de 2014, de http://madu.uagro.mx/inicio/images/PDF/TuristifacacionTerritoriosAmb.pdf
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